La actual crisis financiera que afecta a gran parte del mundo es una fase o etapa que forma parte de una crisis general y de un ciclo de nuevas crisis reiterativas cada vez más duras.
La crisis general no se solucionará por sí misma: o cambiamos, o el desastre económico, sociopolítico, biológico y climático, irá creciendo por etapas, entre fases álgidas y de relativa recuperación, hasta unas finales dimensiones apocalípticas.
La causa humana de nuestras graves problemáticas es nuestra actual conducta, en parte derivada del paradigma del siglo XVII. La solución está en el cambio de mentalidad y conducta.
La Teoría UDO viene a sustituir al antiguo paradigma. La Teoría UDO en su aplicación práctica como paradigma del siglo XXI, y como nueva directriz global, nos ayuda en el necesario cambio de mentalidad y de comportamiento para con nosotros mismos, las otras personas y la naturaleza. La nueva mentalidad ve el mundo de una manera nueva, más positiva, creativa, constructiva, democrática, tolerante, pacífica… correctamente globalizadora… y conlleva el necesario cambio de conducta (*). Pero la Teoría UDO no es una panacea de varita mágica ni una quimera irrealizable. Tampoco es una ideología sectaria, sectorial o totalitarista, ni de características esencialmente políticas ni religiosas. Es una teoría de filosofía científica, aunque con cruciales aplicaciones prácticas sociales y con amplias connotaciones pragmáticas en todos los aspectos de la vida humana.
(*) No nos confundamos. No hablamos de meras ideas teóricas. Un cambio de paradigma significa una nueva forma de ver y comprender el mundo y unas nuevas mentalidad y conducta. Y puesto que el mundo, la Realidad, es el gran edificio donde vivimos nuestras existencias, un cambio de paradigma, de directriz global, tendrá implicaciones sociales, ideológicas, políticas y económicas que influirán sobre nuestras vidas en todos los aspectos: colectivos y personales, familiares, profesionales, culturales, políticos, religiosos, y forma de pensar y vivir.
Desde la filosofía científica (*) la Teoría UDO renueva nuestra comprensión sobre la estructura y funcionamiento del mundo, y sobre nosotros mismos y nuestra mente, así como sobre la relación entre mente y Realidad. En su aspecto pragmático puede ayudarnos a resolver nuestras problemáticas y a mejorar nuestra vida tanto colectiva como personal e individualmente.
(*) La Teoría UDO se basa y apoya en la ciencia más rigurosa y contrastada y en el conocimiento científico más ortodoxo y avanzado: física cuántica, astrofísica, neurología, fisiología, biología… Tiene imbricaciones directas con filosofía y humanidades: pedagogía, psicología, política, sociología…
Según nuestra Teoría, la estructura básica y funcional del mundo en todos los ámbitos de la Realidad es la UDO. Nuestro cerebro, por ejemplo, es una UDO fisiológica y neurológica: una Unidad cerebral formada por Dos lóbulos cerebrales que ven el mundo de manera Opuesta. Y nuestras ideologías y opiniones tienen polémica estructura de Unidades Duales Opuestas, en este caso, mentales: [izquierda – derecha], [ateísmo – religiosidad] o [materialismo – espiritualismo], [ecologismo – desarrollismo]... Tanto las leyes naturales como las científicas son UDOs. La subunidad atómica es una UDO, en este caso cuántica: [partícula material – energía inmaterial].
Comprendiéndonos mejor a nosotros y a la Naturaleza, no explotándola en función de nuestros intereses, el futuro nos iría mejor: incluso podríamos tener un futuro. Podríamos lograr una solución parcial, utópicamente realista, a nuestros urgentes problemas colectivos: cambio climático y crisis general. Nuestras vidas mejorarían en sus diversos aspectos… pero, se exigen dos condiciones previas:
A) Un cambio de paradigma, un cambio de mentalidad y conducta individual y colectiva.
B) Una correcta globalización. (“Correcta” significa aquí: realizada por medios pacíficos, y respetuosa con los valores democráticos y con la pluralidad y diversidad medioambiental y humana).
Sin cumplir estos dos requisitos, pretender una solución es una quimera imposible.
B) Una correcta globalización. (“Correcta” significa aquí: realizada por medios pacíficos, y respetuosa con los valores democráticos y con la pluralidad y diversidad medioambiental y humana).
Sin cumplir estos dos requisitos, pretender una solución es una quimera imposible.
